"todo cuanto hace y es el hombre está relacionado con la experiencia del espacio" (Edward T. Hall. La dimensión oculta)

22 de abril de 2012

Césped y jardín

Grama (Cynodon dactylon)

El modelo de jardinería centroeuropea que utiliza el césped como base ha dado lugar, en nuestras condiciones climáticas mediterráneas, a jardines inadaptados. El césped es el principal consumidor de agua (el 70% del total) del jardín, aumentando considerablemente las necesidades de riego. Deberíamos llegar a ser conscientes del impacto ambiental y social que supone su uso. La importación de modelos ajenos a nuestro clima y cultura, trae consigo la pérdida de nuestra identificación cultural y ambiental.

No es necesario recurrir al uso de césped. Sin despreciar los paseos de tierra, existen alternativas al césped para cubrir el suelo: plantas tapizantes, masas de arbustos bajos, cortezas de pino, pavimentos, gravas y otros áridos, … En todo caso se pueden utilizar las gramíneas y leguminosas que forman nuestras praderas naturales.

La flora autóctona es la mejor adaptada a cada ecosistema (temperatura, precipitaciones, suelo, plagas, enfermedades…), y por lo tanto el mantenimiento se reduce. El uso de plantas autóctonas de la zona permite crear paisajes que se funden con el ambiente natural y nos lo dan a conocer. No olvidemos que sólo se ama lo que se conoce.

Al borde de nuestros caminos podemos encontrar Cynodon dactylon, comúnmente llamada grama. Es conocida por su gran resistencia a la sequía y al calor, también por su agresividad, siendo capaz de colonizar todo tipo de suelos, incluso los más pobres. Su implantación no es fácil, pero una vez establecida, posee un potente y eficaz sistema de crecimiento vegetativo (rizomas y estolones) que garantizan su expansión y persistencia. Los estolones son tallos rastreros que reptan por toda la superficie del terreno originando en cada nudo un nuevo núcleo de enraizamiento (nuevas plantas). De crecimiento rápido, presenta una gran resistencia al pisoteo y al arrancamiento, además es prácticamente inmune al ataque de insectos y enfermedades fúngicas. Prospera en toda clase de suelos (excepto los ácidos), soporta bien los encharcamientos y la salinidad. No tolera la sombra.

Su sistema radicular es potente y profundo. Es una de las gramíneas más duras y resistentes a la sequía, llegando a necesitar un 50% menos de agua que cualquier otro césped, o incluso menos. Acostumbrándolo a poco riego se estimula el crecimiento radicular en profundidad. Su crecimiento rastrero ocasiona que apenas requiera mantenimiento de siega.

El rebrote y crecimiento comienzan a temperaturas por encima de 15°C. En invierno (época en la que no se utiliza) se seca completamente la parte aérea, entrando en dormancia y volviéndose beige pardo. En primavera rebrotará nuevamente con fuerza.

Su plantación puede realizarse por medio de esquejes (estolones) o bien, mediante dados de 4 centímetros cortados previamente de un tepe. Basta con hacerlo cada 15 centímetros porque en unos meses se cubrirá toda la superficie.

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