"todo cuanto hace y es el hombre está relacionado con la experiencia del espacio" (Edward T. Hall. La dimensión oculta)

11 de enero de 2012

La estética entendida, también, como la búsqueda de estructuras. G. Bateson (1904 – 1980) la definió como la capacidad de ser sensible a la estructura que conecta las cosas o los acontecimientos; como si de una experiencia interna sistémica consciente se tratara, ir agarrando el conjunto de relaciones que existen entre los diferentes elementos que constituyen el todo de nuestro conocimiento. En este sentido, la estética sería un tipo de pensar global, sincrético, que predomina en la primera infancia de manera natural, seguramente hasta los 6-7-8 años. La estética, como los 100 lenguajes de los que hablaba L. Malaguzzi (1920 – 1994), sería una posibilidad más emocional que racional que se fundamentaría en formas de conocimiento precursoras del conocimiento verbal; es decir, la imaginación, la visualización, la creatividad, la intuición, la no-verbalidad (miradas, sonrisas, posturas, silencios, gestos…), los ritmos, los colores, etc. Desgraciadamente, en nuestra sociedad está arrinconada, marginada y menospreciada por el pensar lógico y analítico; al parecer, ¡qué atrocidad!, único lenguaje. Y, en cambio, reflexionar, decidir y elegir, como procesos con base emocional -avalados por A. Damasio (1944)-, necesitarían, pues, de un marco de referencia estético, que nos permitiera esa mirada poética, de la que habla H. Maturana (1928).

(Guillem Massot. http://guillemmassot.wordpress.com/2011/04/10/la-estetica-de-la-vida/)

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